viernes, 6 de marzo de 2009

Bienvenidos y bienvenidas (o al revés)

Estimados/as: Los invito cordialmente a este nuevo encuentro con la literatura. En este Blog, podrán expresar sus opiniones, comentarios y sugerencias de cada uno de los post que se vayan publicando, los que obviamente irán de acuerdo a los contenidos vistos en clase y serán parte de ellos. Esto significa que también hay que estudiarlo para las evaluaciones que se vayan dando durante el semestre.
La idea es hacer interactivas nuestras clases (vídeos, imágenes y música), además de publicar las fechas importantes (evaluaciones, tareas, informes, etc). Si alguien por algún motivo de fuerza mayor, no pudo asistir a una clase, podrá acceder al blog para saber qué es lo que está pasando.
Bien como se darán cuenta, éste es la continuación de las cátedras anteriores de la profesora, decidí mantenerlo para que justamente uds. (vía curiosidad) conozcan y quizás adelanten contenidos o verifiquen algo que les interese.
Y no os preocupeis, trataremos de hacerlo entretenido, pero no por ello vamos a perder el rigor y la disciplina que se necesita al acercarse e internalizar la Estética literaria de la Edad Media, Siglo de Oro (Española I) y la estética literaria del siglo XIX (General I).
Y para comenzar los invito a leer esta reseña del libro El canon occidental. Me interesa que lo conozcan pues es parte de la Bibliografía Obligatoria de ambos ramos.

"En 1994 apareció en Nueva York la primera edición de The Western Canon: The Books and School of the Ages, del crítico literario norteamericano Harold Bloom; apenas un año después, ya circulaba la versión en español que Anagrama editó con el título de El canon occidental. La escuela y los libros de todas las épocas. El fenómeno que se desató tras la publicación del libro fue sorprendente, la edición norteamericana se agotó casi de inmediato; en el caso de la castellana, que fue publicada por primera vez en diciembre de 1995, sucedió exactamente lo mismo, en marzo de 1996 fue necesario sacar una segunda edición. Ahora, tras diez años de su primera aparición en nuestra lengua, queremos recordar esta obra que llegó al lector común y no sólo a los especialistas.

Harold Bloom, nacido en 1930, desde hace muchos años es catedrático de la Universidad de Nueva York, y aunque ha publicado cientos de artículos y una veintena de libros nunca tuvo tanta atención como la que le proporcionó El canon occidental.
Antiguamente el término 'canon' se utilizaba para definir los libros que la Iglesia consideraba normativos y más tarde para las obras elegidas por las instituciones de enseñanza. La principal razón de crear un canon literario es proporcionar una guía de lecturas que pueda servir al "lector corriente" -término utilizado por Samuel Johnson y Virginia Wolf, recuerda Bloom- ya que no es posible leerlo todo. Jorge Luis Borges alguna vez preparó la edición de una serie de libros que constituirían su Biblioteca Personal. El plan abarcaba la publicación de sus cien obras preferidas; cada uno de los títulos iría prologado por el autor argentino, pero sólo lo hizo con sesenta y cuatro, no pudo concluir el proyecto debido a su muerte. Bloom, por su parte, escoge tan sólo a veintiséis autores representativos de la tradición literaria para hablarnos de su importancia. El valor del canon para Bloom es de tipo práctico y sirve como guía de lectura, "porque somos mortales y nuestro tiempo es limitado".
El canon occidental abarca un periodo de siete siglos, que va de Dante (1265-1321) a Samuel Beckett (1906-1989). Está formado por cinco partes, cada una dividida en varios capítulos, veintitrés en total. La primera trata de explicar el porqué de un canon y cómo se construye, la segunda y la tercera llevan por título: Edad aristocrática (que incluye a los autores medievales) y Edad democrática (autores del siglo XIX), respectivamente. Estos nombres los retoma de la lectura del filósofo italiano Giambatista Vico, quien los usa para definir los ciclos históricos en su obra Principios de una ciencia nueva. Vico también nombra el ciclo teocrático, el mundo antiguo, pero Bloom omite esta edad y añade una última etapa literaria, la Edad caótica (siglo XX): es esta etapa en la que estamos ahora y de la que forman parte el grupo de escritores que son mencionados como representantes de la Modernidad: Proust, Joyce y Kafka. Cierran el libro una conclusión elegíaca y un apéndice con una lista de lecturas recomendadas. Esta lista -de la que se arrepentirá posteriormente- motivó la mayor crítica al trabajo de Bloom, pues se trata de una enmeración de obras y autores solicitada por sus editores y que, además de otros problemas, se hizo tomando en cuenta que las obras tuvieran una buena traducción al inglés.
El primer ensayo está dedicado a William Shakespeare, que es "la figura central del canon occidental". Bloom admira en él la gran agudeza cognitiva, energía lingüística y poder de invención y a menudo aparece como el parámetro de comparación en el resto de los ensayos del libro. Sin embargo, considera también a Miguel de Cervantes Saavedra como a la par de Shakespeare y de Dante dentro del canon occidental. Además, numerosos paralelismos son trazados entre los personajes teatrales del autor inglés y los de Don Quijote.
La lista de los veintiséis autores estudiados está conformada por Chaucer, Shakespeare, Milton, Wordsworth y Dickens por parte de Inglaterra; Montaigne y Molière por Francia; Dante por Italia; Cervantes por España; Tolstoi por Rusia, Goethe por Alemania; Borges y Neru-da por Hispanoamérica; Withman y Dickinson por Estados Unidos". También son incluidas figuras como Samuel Johnson, Jane Austen, George Eliot, Ibsen, Proust, Joyce, Virginia Wolf, Kafka, Pessoa, Beckett y Freud; este último como ensayista. A medida que avanza el libro hallamos una crítica comparativa de Bloom, en la cual los autores y sus obras se relacionan. Una idea que flota por las páginas del libro es la que el crítico ha dado por llamar "la angustia de las influencias" -que da nombre a otro libro de Bloom- y que es la que realmente conforma el canon occidental; según ésta, la obra original se da como consecuencia de "las malas lecturas" voluntarias de las obras de algunos precursores, y es este lazo el que permite encontrar vínculos entre los integrantes del canon.
El papel que Bloom concede a la estética en el terreno literario es superior, y es contrario a la búsqueda del compromiso social en la literatura, lo que llama la "Escuela del Resentimiento", en este sentido advierte: "El estudio de la literatura [...] no salvará a nadie". Y se pregunta: "¿Por qué los estudiantes de literatura se han convertido en científicos aficionados, sociólogos desinformados, antropólogos incompetentes... Están resentidos con la literatura, o avergonzados de ella, o simplemente no les gusta leerla?" ¿Qué convierte al autor y a las obras en canónicos?, Bloom contesta: "La respuesta, en casi todos los casos, ha resultado la extrañeza, una forma de originalidad", nunca asimilable o tan asumida que dejemos de verla como extraña."

*Reseña del libro El canon occidental, Harold Bloom, Anagrama, Barcelona, 1995, 588 pp.



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