viernes, 15 de agosto de 2008

INTRODUCCIÓN

El desafío al que nos enfrentamos se relaciona con la innovación de la ciencia y la yuxtaposición de distintos modos de confrontar la realidad, léase estudios interdisciplinarios, donde por supuesto está la literatura. Hemos hablado de lo difícil que fue el siglo que pasó, por cuanto nos dejó un sujeto escindido, atomizado y desmembrado, sin centro organizador.

Entonces, cuando se hablamos de reflexión crítica en nuestros cursos, nos referimos a desplazar la queja para dar lugar a las preguntas. Si se trata de elaborar un saber distinto es obvio que se nos impone un nuevo camino para develar los enigmas de este nuevo siglo.

En el Malestar en la Cultura Freud hablaba de la tensión entre el deseo y su realización; hacía mención en ese artículo que la imposibilidad de realizarse generaba un malestar que se instala en los sujetos al estar en la cultura y nos decía que la solución más rápida la mejor, la que producíría mejores efectos era tomar un producto alucinógeno, o sea que ya Freud le daba a ese fenómeno el carácter de inanalizable (el freno a la pulsión era una droga?). Para éste todos parecían inanalizables: los psicóticos, los perversos , los alcohólicos, los toxicómanos, los niños... Parece que los únicos que le interesaban eran los neuróticos para decodificar el inconsciente o bien para dar cuenta de la división subjetiva. Esto significaba que el sujeto siempre está dividido y esta división es lo que hace el carácter sintomático del sujeto. Sin duda, muchos de los autores que veremos obedcen a este estado de cosas.


Entonces, ¿cuál es la problemática de la postmodernidad en que ahora estamos? ¿qué agujeros, que fallidos y qué faltas nos dejó como secuela la Edad Moderna? Del lado de la razón y la conciencia... o del lado de la división subjetiva con la que abordamos nuestros discursos?
Qué fue lo que observamos en el siglo XX?

Hegel relacionaba la razón con la vida y esta aparecía como totalidad. En la vida aparecería el deseo y este deseo tendría que ver con buscar un fin.... tender a algo. El deseo entaría dentro de las dificultades de como hacer ciencia, pero esta ya no sería el resultado de la razón (Descartes) sino que descubre la vida afectiva como una lucha por el reconocimiento. Sin duda que como dijo Hegel hubo un proceso dialéctico en que todo hombre en el reconocimiento del Otro siempre manifiesta una relación de conflicto. Esa es la esencia de lo que conocermos.


Podríamos pensar que el final del Siglo XX está signado por la pérdida de Ideales?. Y un vacío que deja tras de sí la flaqueza de fuerzas ideológicas?
Quizás las nuevas teorías con las que abordaremos estos discursos puedan aportar algún índicio en las estructuras del lazo social humano, que no sea términos de economía o la necesidad. La caída del significante ideal que deja entreveer en el artículo de Freud, Duelo y Melancolía, implica la desestabilización de los significantes del Otro y la emergencia de la falta.


A qué cambios de la subjetividad nos enfrentan las nuevas tecnologías? Hasta donde se expresan las transformaciones en los niños y adolescentes del fin del Siglo?
Nos enfrentamos con el fin de nuestra historia? Las computadoras, las redes informáticas nos atacan. Una de las características de nuestro mundo actual es como si coexistieran distintos tiempos donde se yuxtaponen modos distintos de confrontar la realidad. Lacan no piensa que el principío de realidad esté comandado por el yo, sino por el predominio de la falta y se refiere a tres categorías de la falta: castración: como deuda en la cadena simbólica. Frustración: como daño en el plano imaginario y privación: falta que está simplemente en lo real.


Nos enfrentamos desde hace tiempo con el desafío de una nueva aproximación estética. La innovación de las ciencias de la comunicación (realidad virtual), la informática, la posibilidad de clonación de seres humanos, los niños gestados en probeta, los drogadictos, el HIV, los hijos de la violencia nos plantean interrogantes y revolucionan nuestro pensar.

Interpretación es interpretar la falta y esto siempre abre un efecto de verdad. Esto es lo que haremos...
El siglo XX, no se caracterizó por su gratitud, justeza y benevolencia. Nos dejó pensando. Pero como ya he dicho, pensar, leer es interpretar.


No es mi afán dar un tono pesimista, pero una de las tesis que manejamos al plantearnos en la literatura del siglo XX es que los textos literarios reflejan el contexto histórico social de aquel. La literatura que conoceremos estará marcada por realidades vistas y vividas. El sujeto lingüístico/literario que hemos de analizar en las cátedras, comienza a crear a partir de:


Una visión del siglo XX:




El malestar en la cultura:







Breve Historia de los EE.UU (extracto):





Acaso no es cierto... Cambalache (¿premonitorio?):


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