jueves, 29 de septiembre de 2011

Novecentismo, Generación del 14


http://www.youtube.com/watch?v=3jzJxaJJRKo

NOVECENTISMO Y VANGUARDIAS

El mundo después de la Primera Guerra Mundial


La Primera Guerra Mundial (1914-1918) supuso un enorme sacrificio humano (murieron ocho millones y medio de personas) y dejó extenuados a los países contendientes. Tras la guerra, Europa se hundió en la depresión económica, lo que propició en los años veinte la aparición del fascismo italiano y de otros regímenes autoritarios por el viejo continente. Poco antes, en 1917, un acontecimiento había conmovido al mundo: la revolución comunista de Rusia. En el resto de los países europeos, los bajos salarios y el gran número de parados favorecieron el desarrollo de los sindicatos y partidos obreros, que exigían a los gobiernos reformas sociales.
Durante la Primera Guerra Mundial, España se mantuvo neutral. Como consecuencia de ello, se produjo un auge de las exportaciones y se obtuvieron importantes beneficios empresariales. Sin embargo, la mayoría de la población se empobreció, ya que el fuerte incremento de los precios no fue compensado con subidas de salarios. Todo ello desembocó en la huelga general de 1917, que fue reprimida por el Ejército. El fin de la guerra trajo consigo la recesión económica; el paro y los bajos salarios acentuaron el malestar. A la tensión social se sumó la guerra de Marruecos, donde el Ejército español sufrió importantísimas derrotas. La Monarquía y el Ejército intentaron buscar una salida a la crisis política con el golpe de estado de Primo de Rivera en 1923 y la dictadura militar. Pero los problemas no se solucionaron y, tras unas elecciones, el 14 de abril de 1931 se proclamó la República.


El Novecentismo

Se denomina Novecentismo al movimiento cultural de la segunda década española del siglo XX, que, tomando el nombre del nuevo siglo, se opone al arte del ochocientos. En la literatura se tienen por decimonónicos no solo el Romanticismo y el Realismo, sino también el Modernismo y la Generación de 1898. La fecha de 1914, comienzo de la Primera Guerra Mundial, se ha considerado como el final político y social del siglo XIX; por eso, al Novecentismo se le ha denominado también Generación de 1914.

Los escritores novecentistas son prestigiosos profesionales (filósofos, científicos, filólogos, juristas...) con una sólida formación universitaria; muchos de ellos han estudiado en el extranjero. Estos orígenes intelectuales explican muchas de sus características:
. Racionalismo: defienden el rigor intelectual, el análisis frío y objetivo de las circunstancias y la claridad expositiva.
. Antirromanticimo: rechazan lo sentimental y lo pasional; prefieren las actitudes equilibradas y serenas y la expresión intelectualizada de las emociones.
. Defensa del arte puro: el arte tiene que limitarse a proporcionar placer estético y no debe ser vehículo de preocupaciones religiosas o políticas ni de emociones personales. El arte no se concibe ya como expresión de la vida, sino como algo autónomo de la vida. El arte se convierte a veces en un mero juego intelectual que raya en la frivolidad.
. Aristocratismo intelectual: los textos de estos autores se dirigen a entendidos. Por ello, la literatura se escribe para minorías selectas.
. Estilo cuidado: el ideal de la obra bien hecha lleva a cuidar en detalle la estructura de las obras y a emplear un estilo pulcro y depurado.

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Las vanguardias europeas y su desarrollo en España

En Europa se desarrollan durante el primer tercio del siglo XX las vanguardias, esto es, un conjunto de corrientes artísticas que se enfrentan a la cultura anterior y proponen romper con el arte del siglo XIX. Es común a todas ellas la voluntad de experimentación (pretenden desarrollar un arte nuevo) y su hostilidad hacia la tradición (para ellas, el pasado artístico no tiene ningún valor). Reaccionan contra la sensibilidad romántica y manifiestan un marcado antisentimentalismo. Los vanguardistas son provocadores: desprecian al gran público y a la burguesía, a la que escandalizan con sus actitudes insolentes.
Los ecos de las diversas vanguardias llegan pronto a España, aunque aquí no surge un movimiento vanguardista organizado hasta el final de la Primera Guerra Mundial.
En literatura, los movimientos vanguardistas más relevantes son el Expresionismo, el Futurismo, el Cubismo, el Dadaísmo, el Creacionismo, el Ultraísmo y el Surrealismo.




Vanguardias en España:



Creacionismo
. Uno de sus iniciadores en París es el poeta chileno Vicente Huidobro, quien durante su estancia en España en 1918 difunde aquí los principios estéticos del movimiento.
. Defiende que el poeta no debe imitar la Naturaleza, sino que ha de crear él mismo nuevas realidades: “Hacer un poema como la Naturaleza hace un árbol”. Para ello, se prescinde de lo anecdótico y descriptivo, con el propósito de que el poema provoque una emoción por el valor de la creación misma. El recurso fundamental es la creación por parte del poeta de una relación arbitraria, ilógica, que rompa con lo esperable, entre dos realidades.
. Influye decisivamente en dos poetas españoles: Juan Larrea y Gerardo Diego, y está en el origen de un movimiento vanguardista hispano: el Ultraísmo.

Ultraísmo
. Es un ismo hispano. Su primer manifiesto es de 1919. A mediados de la década de los veinte ya está extinguido.
. Tiene un carácter ecléctico: recoge ingredientes de las otras vanguardias.
. Como el Creacionismo, concibe la poesía como la creación de una nueva realidad, independiente del mundo existente. El poeta exhibe los objetos desde perspectivas no acostumbradas y establece relaciones insólitas entre ellos.
. Como el Futurismo, prefiere los objetos materialmente duros, sin implicación sentimental: las locomotoras, las máquinas, el asfalto...
. Considera que el poeta no tiene ninguna función ética ni ninguna responsabilidad social; el arte es un juego intranscendente. Esta concepción lúdica del arte se advierte no sólo en el gusto por la ocurrencia y el humor, sino también en la afición por los juegos tipográficos y la supresión de la puntuación y las mayúsculas, que dan a veces al poema un aire de rompecabezas.
. Otras recursos son el rechazo de los metros tradicionales y su sustitución por el verso libre, la supresión del adjetivo, el empleo de neologismos, el abuso de las palabras esdrújulas, la propensión al fragmentarismo (típica del Cubismo)... Pero el procedimiento expresivo fundamental es la metáfora: frente a la metáfora tradicional, que establecía una relación lógica entre dos realidades, esta elimina ese nexo lógico, con lo que sólo puede captarse su sentido por medio de la intuición y no de la razón.
. Figuras ultraístas importantes fueron Jorge Luis Borges y Guillermo de Torre.

Surrealismo
. Surge de los rescoldos del Dadaísmo. El primer manifiesto se publica en 1924. Los valedores iniciales del movimiento son Breton, Eluard, Aragon y Artaud. Aunque este grupo se disuelve en los años treinta, el Surrealismo no muere; se extiende por todo el mundo.
. No se presenta sólo como un movimiento de renovación estética, sino que pretende ser una revolución integral. Propugna una liberación total del hombre:
. liberación de la esclavitud que le impone la sociedad burguesa (Marx)
. liberación de los impulsos reprimidos en el subconsciente por una razón sumisa a las convenciones morales y sociales (Freud).
. Para los surrealistas, lo que llamamos vida es sólo la cara más gris de la realidad; hay que conquistar una verdadera vida, acceder a una realidad más alta (super-realidad), que está amordazada en el fondo de nuestras conciencias. La poesía es un instrumento idóneo para iluminar la vida auténtica, pero se deberá crear al dictado de un pensamiento libre de la vigilancia ejercida por la razón. Existen diversas técnicas para ello: practicar la escritura automática, realizada sin reflexión, ensamblar al azar palabras, transcribir los sueños, provocar alucinaciones mediante las drogas para transcribir después experiencias extrarracionales...
. Como consecuencia de todo lo anterior, se produce una liberación del lenguaje con respecto a los límites de la expresión lógica. Así, en un poema surrealista se entremezclan objetos, sentimientos o conceptos que la razón mantiene separados; aparecen asociaciones inesperadas de palabras, metáforas insólitas, imágenes oníricas, etc. Sin embargo, no se trata de un lenguaje gratuito: en la medida en que se hace aflorar todo un poso de pasiones subconscientes, ese lenguaje acarrea una inmensa carga humana. Claro está que ese lenguaje no se dirige a nuestra razón sino que quiere despertar en nosotros reacciones también inconscientes, modificar nuestros estados de ánimo.
. El Surrealismo tuvo una fuerte repercusión en España ( por ejemplo, casi todos los poetas del 27 acusaron en algún momento su influjo). Es muy importante tener presente que su irrupción significa la crisis del ideal de pureza y deshumanización que había dominado la poesía española durante años; su irrupción significa la vuelta de lo humano e incluso de lo social y lo político a la literatura.

Los principales autores de la época

Prosa

El carácter intelectual de los escritores novecentistas y la abundancia entre ellos de filósofos, historiadores, profesores, etc., hacen que el género del ensayo tenga un gran desarrollo. Entre los ensayistas de la Generación del 14 destacan Manuel Azaña, Eugenio d’Ors y, sobre todo, Ortega y Gasset.

. José Ortega y Gasset (1883-1956) fue autor de numerosos ensayos: Meditaciones del Quijote, España invertebrada, La deshumanización del arte, Ideas sobre la novela, La rebelión de las masas, etc. En ellos aborda los temas más diversos: filosofía, política, sociología, historia... Sus ideas influyeron considerablemente en la literatura española de su tiempo.
En La deshumanización del arte (1925) analiza el arte de vanguardia. Sintetiza así sus principales rasgos: es un arte puro, alejado de la psicología, de la sociología, de la vida y de las experiencias personales (y es que el arte no debe ser valorado por lo que tenga de humano o real, sino por sus calidades formales); es, por tanto, un arte que tiende a la “deshumanización” (que elimina las emociones humanas en beneficio de la pura emoción estética); y es un arte intelectual, ya que no se basa en el contagio emocional.

Los novelistas de la Generación del 14 muestran en sus obras el espíritu renovador propio de la época: es el caso de la novela lírica de Miró, de la novela intelectual de Pérez de Ayala y de la novela vanguardista de Gómez de la Serna.

. Gabriel Miró (1879-1930) es autor de novelas como Nuestro Padre San Daniel o El obispo leproso y de libros de relatos breves como El libro de Sigüenza o Años y leguas. Se caracteriza por una prosa elaboradísima en la que lo importante son las prolijas descripciones de sensaciones y ambientes a las que sirve de marco una acción mínima.

. Ramón Pérez de Ayala (1880-1962) comienza con novelas próximas al realismo galdosiano, pero sigue luego el camino de la novela intelectual (por ejemplo, Belarmino y Apolonio). Se trata de novelas en las que la acción es muy leve: sirve de pretexto para que los personajes encarnen ideas y actitudes vitales o para ensartar disquisiciones sobre filosofía, psicología, política, moral, estética... Son, por tanto, novelas próximas al ensayo.

. Ramón Gómez de la Serna (1888-1963) es el prototipo de escritor vanguardista español. Escribió ensayos, biografías, teatro, narraciones cortas, novelas, etc., pero lo más característico de su producción son las greguerías.
Las greguerías son imágenes lírico-humorísticas que, de modo ingenioso, establecen relaciones insólitas y faltas de lógica entre dos objetos o conceptos. Gómez de la Serna las define como “metáfora + humor”, pero los procedimientos con los que las construye son muy variados: falsas etimologías, paronomasias, retruécanos, parodias de frases hechas, asociaciones visuales de imágenes, antítesis, paradojas, dilogías... Hay que relacionarlas con la libertad imaginativa de las vanguardias, que buscan relaciones insospechadas entre los objetos. Además, al introducir un humor jovial, cumplen con el propósito novecentista y vanguardista de eliminar el patetismo romántico.
Por otro lado, sus novelas también muestran rasgos típicos de las vanguardias: la levedad de la acción, la revalorización de los objetos triviales, el gusto por lo fragmentario que caracteriza al Cubismo, etc. Destaca entre ellas El incongruente, sobre un hombre que nunca encuentra un jueves.

Poesía

El esfuerzo de renovación más importante en la lírica española de su tiempo es el que lleva a cabo desde esta época y durante mucho tiempo Juan Ramón Jiménez.

Juan Ramón Jiménez (1881-1958) clasificó su obra del siguiente modo: poesía en verso, prosa lírica y prosa crítica.
El propio autor distinguía en su obra poética tres etapas: época sensitiva, época intelectual y época suficiente o verdadera.
. La primera etapa o época sensitiva llega hasta 1915. Sus primeros libros, influidos por Bécquer y por los simbolistas franceses, muestran un tono decadente y neorromántico. Ya en la órbita del Modernismo intimista se encuentran Arias tristes y Jardines lejanos: atmósfera quejumbrosa y doliente, sentimientos de soledad y melancolía, inevitabilidad del paso del tiempo, presencia de la muerte, recuerdos, jardines, flores, fuentes, paisajes otoñales, crepúsculos, importancia de los musical, léxico decadente, etc. En algunos de sus libros posteriores (por ejemplo, La soledad sonora), se acentúa la ornamentación modernista. Sin embargo, Juan Ramón se aparta después de la estética modernista, anunciando ya su etapa posterior.
. La época intelectual se inicia con Diario de un poeta recién casado (1917), libro importantísimo que rompe definitivamente con el Modernismo para buscar una poesía pura o desnuda que persigue la expresión de lo inefable casi a la manera de los antiguos místicos. Los libros siguientes (Eternidades, Piedra y cielo, Poesía, Belleza) continúan el proceso de intelectualización y abstracción. Los poemas suelen ser ahora breves y densos. La estación total, publicada en 1946, recoge poemas escritos entre 1926 y 1936. El carácter metafísico de estos textos es evidente: el poeta pretende escapar de la muerte alcanzando un estado de conciencia que se asocia a plenitud, desnudez, armonía, eternidad o inmensidad.
. La última etapa de la poesía de Juan Ramón (época suficiente o verdadera) es la de sus años de exilio. En realidad, ya La estación total puede considerarse dentro de esta etapa. De hecho, el resto de las obras de este periodo (En el otro costado, Dios deseado y deseante) no hacen más que acentuar la naturaleza metafísica de La estación total.

El más conocido de los escritos en prosa de Juan Ramón Jiménez es Platero y yo (1914). En él, con un estilo en el que abundan los rasgos modernistas, muestra su anhelo de armonía con la Naturaleza. Son características de la obra la delicada ironía, el sentimiento cordial, el ansia de belleza, la presencia del campo y la actitud afable. Pero el orden y la armonía cósmicas se ven amenazados de continuo por la violencia, el odio, la injusticia, el dolor y la muerte. Platero y yo no es, por tanto, ni una obra didáctica ni un libro para escolares.



JUAN RAMÓN JIMÉNEZ













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