
Pedro Salinas es considerado uno de los poetas más importantes del siglo XX español. Nació en Madrid en 1891, ciudad en la que cursó los estudios de Derecho y Filosofía y Letras. Además de poeta y destacado crítico literario, se dedicó a la docencia de la literatura española en diferentes universidades españolas y extranjeras.
Perteneció al famoso grupo literario, conocido como generación del 27, del que formaron parte otros grandes poetas como Lorca, Alberti, Cernuda, Guillén, Aleixandre...Como para otros muchos españoles que no eran escritores, la Guerra Civil supuso un hecho dramático y decisivo en sus vidas. El grupo se disolvió. Lorca fue asesinado y una buena parte de sus poetas, liberales y republicanos, tuvieron que marchar al exilio. El viaje que inició entonces Salinas duró 15 años hasta su muerte en 1951 (Boston). El destino de este destierro fueron los Estados Unidos, en donde trabajó en diversos Colleges y Universidades, y San Juan de Puerto Rico, en donde está enterrado.
Hemos elegido un fragmento de una de las numerosas cartas que Salinas le escribió a su mujer, Margarita Bonmatí, y que forma parte del libro Cartas de Viaje (1912-1951). ¿Por qué este texto? Para empezar, Salinas fue un infatigable escritor de cartas y nos ha dejado un magnífico epistolario que, sin embargo, no es tan conocido como otras de sus obras. Cartas que son un diario íntimo y una larga conversación con las personas a las que quiso. Muchas de ellas, nacidas de la distancia de sus numerosos viajes, reflejan el interés y la curiosidad por los diferentes destinos que supo observar y describir. La carta seleccionada fue escrita en el Wellesley College en 1936, año del inicio de la Guerra Civil, y refleja el dolor de la separación y la nostalgia por una cultura, en especial por una lengua, de la que él era transmisor en sus clases.
Perteneció al famoso grupo literario, conocido como generación del 27, del que formaron parte otros grandes poetas como Lorca, Alberti, Cernuda, Guillén, Aleixandre...Como para otros muchos españoles que no eran escritores, la Guerra Civil supuso un hecho dramático y decisivo en sus vidas. El grupo se disolvió. Lorca fue asesinado y una buena parte de sus poetas, liberales y republicanos, tuvieron que marchar al exilio. El viaje que inició entonces Salinas duró 15 años hasta su muerte en 1951 (Boston). El destino de este destierro fueron los Estados Unidos, en donde trabajó en diversos Colleges y Universidades, y San Juan de Puerto Rico, en donde está enterrado.
Hemos elegido un fragmento de una de las numerosas cartas que Salinas le escribió a su mujer, Margarita Bonmatí, y que forma parte del libro Cartas de Viaje (1912-1951). ¿Por qué este texto? Para empezar, Salinas fue un infatigable escritor de cartas y nos ha dejado un magnífico epistolario que, sin embargo, no es tan conocido como otras de sus obras. Cartas que son un diario íntimo y una larga conversación con las personas a las que quiso. Muchas de ellas, nacidas de la distancia de sus numerosos viajes, reflejan el interés y la curiosidad por los diferentes destinos que supo observar y describir. La carta seleccionada fue escrita en el Wellesley College en 1936, año del inicio de la Guerra Civil, y refleja el dolor de la separación y la nostalgia por una cultura, en especial por una lengua, de la que él era transmisor en sus clases.
CARTA:
Wellesley, 11 de diciembre 1936
A Margarita Bonmatí
(...) Leyendo estos días los periódicos, viendo las fotos de las casas hundidas en Madrid por el bombardeo se me rompe algo dentro. Me dices que abandone la idea de volver a España, y eso tan natural, tan lógico, me suena a sorpresa. En mis clases hablo de España, de su tierra de Castilla, de Andalucía, y no puedo darme cuenta de si existe todo eso, aún, o no. Además, Marg, tú no sabes lo que es enseñar el español, asi tan lejos de España, en estos momentos. El idioma es al fin y al cabo, la esencia de un país, en mi memoria ¿No crees tú que en el idioma se conservan y guardan, como en una memoria, las esencias de un país? A veces explicando en clase un autor, salta a mi vista una palabra de esas cargadas de enorme significación espiritual española, y me estremezco. Hoy, para mí, el idioma es la mejor memoria de mi país, y como lo estudio y lo explico resulta que sin querer, sin desear acordarme, lo estoy recordando a todas horas. Se me ha ocurrido últimamente (ya te explicaré otro día lo que es) escribir un librito para ganar algún dinero, un objeto práctico: pero luego al pensar en ello, he visto que yo mismo me engañaba, y que el fin del libro era recordar España. Tú quizá no comprendas lo horrible que es para mí hacerme la idea de no oír estas palabras españolas dichas por cualquiera, en la calle, en el campo, ya más. Siempre, después de vivir en el extranjero me ha emocionado al volver a España, el oír mi lengua, el encontrarla otra vez, hablada por el que sea, por el vendedor de periódicos, por el ser más humilde. (Recuerdo, ahora, de pronto, la maravillosa charla de Isabel, la criada de Sevilla).¿Es posible, Marg, que no vuelva a España nunca? Mira, te diré en confianza, casi en secreto, que ahora que se me presenta ocasión de pasar otro año aquí, siento como una gana íntima de irme a Europa, mejor dicho a España. Sé que es un disparate, sí, pero cuando pienso en ciertas cosas de allí, en ciertos lugares y luces, en los jardines del Alcázar de nuestro octubre del 35, en el Escorial, me dan ganas de rendirme. ¡Y es tan tremenda la perspectiva del lanzamiento de una nueva vida profesional, aquí! Aún no nos damos cuenta de lo que hemos perdido. Cuando se haga la paz (?) veré que no tengo ni carrera, ni puesto, ni dinero, ni nombre, que me falta todo eso que he ganado en 40 años de vida y se ha vuelto humo. Pero que me falta, y eso es lo peor, ese algo impalpable, del aire, de la luz, del modo de hablar, de los paisajes y los cielos, que se llama España. Y nuestra casa...¡Pero más vale no hablar de eso! Tendré ánimo, no temas Marg por nosotros.
Pedro
Notas:el Alcázar: famoso palacio en Sevillael Escorial: pueblo a 49 Km de Madrid en donde se encuentra un famoso monasterio
(Cartas de Viaje (1912-1951). Pedro Salinas. Edición, prólogo y selección de Enric Bou. Ed. Pre-textos, Valencia, 1996, pp.77-78).
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